Manejo integrado de enfermedades
Fumagina
Cladosporium link
Los daños por fumagina se ven favorecidos por temperaturas cálidas (20 a 25º C) y humedad relativa alta dentro del invernadero. Altas densidades de siembra y la presencia de insectos (áfidos o pulgones y mosca blanca) favorecen la presencia y diseminación del patógeno
Los daños por fumagina se presentan en las hojas de tomate como un moho de color verde a negro que cubre la lámina foliar (figura 182). El hongo produce lesiones individuales y superficiales de color verde o negro que predominan en la unión del pedúnculo con el fruto, y van cubriendo éste hasta deteriorar su calidad.
Para su manejo se recomiendan amplias densidades de siembra a fin de facilitar la aireación del cultivo. Al momento de la siembra, los surcos deben orientarse en la dirección de los vientos que prevalecen en la zona. Las prácticas de poda o deshoje disminuyen la incidencia de la enfermedad, mientras la recolección de los frutos afectados disminuye las fuentes de inóculo y reduce las pérdidas por la enfermedad.
Dado que la fumagina es favorecida por insectos chupadores, se recomienda la aspersión de insecticidas al cultivo.
Pudrición de plántulas, damping – off, pata seca
Pythium, Rhizoctonia, Fusarium, Phytophthora, Sclerotium. (Complejo de hongos)
Las pudriciones de plántulas por estos patógenos son favorecidas por temperaturas entre 18° y 24º C, semilleros con altas densidades de siembra mantenidos en condiciones de poca luminosidad, y excesiva humedad del suelo. Los suelos de textura pesada y drenaje deficiente también favorecen el ataque de hongos causantes de esta pudrición.
Algunos de los hongos causantes de pudriciones (Pythium sp., Rhizoctonia solani, Phytophthora infestans) se diseminan en forma de clamidosporas en las semillas de tomate en suelo contaminado, a través del agua de riego a partir de los focos de infección en los semilleros, por la distribución de semilleros enfermos, y por herramientas usadas en suelo contaminado.
Cuando los patógenos atacan las semillas causan germinación desigual y su pudrición. Si los ataques se presentan después de la germinación, debilitan las plántulas al afectar las raíces. En esta etapa, el hongo P. infestans ocasiona estrangulamiento del cuello, necrosis del tallo y muerte de las plántulas de tomate. El hongo Pythium sp. causa desintegración de los tejidos cercanos a la base del tallo
(figura 184). En ambos casos se observa un estrangulamiento en la base de la planta, necrosis de raíces, amarillamiento, marchitamiento y muerte prematura.
Para el manejo cultural de esta enfermedad, se debe evitar el uso de suelos pesados para los semilleros, exceso de humedad y altas densidades de siembra. El suelo que se vaya a usar en los semilleros debe proceder de lotes donde no se haya cultivado antes, o de campos que hayan sido rotados con cultivos de maíz, que es tolerante a estos patógenos; debe ser, además, sometido a un tratamiento de solarización húmeda; y también puede ser inoculado con hongos biocontroladores, del género Trichoderma spp., al momento de la siembra, ocho días después de la germinación y ocho días antes del trasplante definitivo al campo. En caso de que se opte por el tratamiento con agentes de biocontrol, como Penicillium spp. o Trichoderma spp., o por el tratamiento de solarización húmeda, el suelo para los semilleros no debe ser sometido a tratamientos con fungicidas. La siembra de semillas de tomate pregerminadas en suspensiones del hongo Trichoderma koningii, con posterior
aplicación al suelo de los semilleros del mismo hongo y de la bacteria Pseudomonas fluorescens, posibilita un adecuado control de R. solani. La aplicación a las semillas de tomate del hongo T. lignorum protege las plántulas y reduce las afecciones por Rhizoctonia y Fusarium en semilleros.
Si la pudrición de las plántulas se presenta en el semillero, se deben retirar y eliminar inmediatamente las plantas enfermas. Al momento del trasplante se debe ser cuidadoso en seleccionar plantas sanas para llevar al campo. Cuando las infecciones se presenten en el campo, las plantas enfermas se deben retirar y eliminar inmediatamente para disminuir los focos de infección. Los lotes severamente
afectados por estos patógenos del suelo deben ser sometidos a rotación con plantas menos susceptibles.
Es importante desinfectar con productos a base de hipoclorito de sodio o yodo agrícola, las bandejas para semillero y las canastillas en las cuales se transportan y comercializan las hortalizas.
Fuente: Manejo integrado de enfermedades
a1374s05.pdf
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