Cultivos Hidropónicos
Contenedores:
Para comenzar las primeras experiencias en las cuales se debe adquirir la
práctica en el manejo de todos los componentes de la técnica (nutrición,
frecuencia de riegos, escardas, transplantes, podas, deschuponadas), el
contenedor de más fácil manejo, bajo costo y buena eficiencia es la bolsa
plástica negra de calibre 600 de 13 pulgadas de largo por 9 de diámetro
(boca) con cuatro a 6 perforaciones de 3-4 mms. en la parte inferior (dispersos
en diferentes puntos de la bolsa, pero el más bajo como máximo a los 5 cms
de la base).
Otros contenedores construidos en madera o bambú y también láminas de
zinc-alum (mezcla de zinc y aluminio que no se calienta tanto como la lámina
de zinc) resultan eficientes, pero con costos más altos que no son recomendables
para el desarrollo de primeras experiencias, sino para cuando el cultivador
domina los principales aspectos de la técnica y por lo tanto ha reducido en forma
considerable los riesgos que conllevan las primeras experiencias.
Materiales de cobertura para el piso:
Para evitar exceso de partículas de polvo en suspensión y para ayudar a
eliminar excesos de humedad dentro de la cubierta es conveniente recubrir el
piso con cascajo, arena, hormigón volcánico o piedra pómez de tamaño mediano.
Los excesos de humedad dentro de la cubierta favorecen la aparición y
rápida diseminación de enfermedades de tallos, hojas, flores y frutos y hacen
más difíciles las labores de manejo de los cultivos.
Cuando se utilizan bolsas plásticas como contenedores, conviene colocarlas
a lo largo de bandas de plástico el cual puede ser de segundo uso, pero limpio.
El ancho de la banda de plástico depende de las distancias de siembra que se
seleccione entre las plantas, pero 70 cms. son suficientes para dar una
adecuada cobertura.
Construcción:
La construcción de la cubierta plástica puede realizarla el mismo cultivador
si tiene un poco de experiencia como constructor, pero es preferible conseguir
el apoyo de un albañil experimentado principalmente en construcción de
techos.
Inicialmente debe procederse a la adecuación del terreno que implica dar la
orientación apropiada (el eje mayor debe estar en sentido norte – sur o con
una desviación no superior a 20 grados), eliminar excesos de sombra de
árboles o construcciones, nivelar el terreno cuanto sea posible, hacer las
instalaciones de agua (incluyendo los tanques elevados de reserva que
deberían tener una capacidad tres o cuatro veces superior al consumo diario
del cultivo para eventos imprevistos de suministro) y el plástico a la
estructura para evitar que con el movimiento del aire se rompa por los pegues)
y se programa el personal (mínimo 4) para las horas de la madrugada o
del atardecer (cuando el sol ya haya caído).
El plástico enrollado se sube al alero más alto (o al único si es de una sola
agua) y el extremo se fija en forma muy pareja sobre uno de los extremos
frontales de la estructura dejando un excedente de 30 cms. al frente y un
borde de 10 cms. en la parte más alta. Cuando ya está fijado de ese extremo,
se empieza a extender el plástico hacia atrás hasta llegar al segundo bajante,
templando fuertemente el plástico a lo largo y a lo ancho. Se fija con los
clavos, chinches o grapas y se sigue avanzando hacia atrás hasta llegar al último bajante. Allí se fija el extremo final, que debería permitir también un sobrante de
por lo menos 30 cms.
En cada tramo que se avanza debe irse templando el plástico y conservando
su verticalidad y horizontalidad, pues si esto no se vigila, al final pueden
resultar bolsas o arrugas que acumularán agua, o habrá un faltante de plástico
para un tramo del último cuadro.
Cuando se tiene un poco más de experiencia y con suficiente personal de apoyo,
se fija uno de los extremos frontales de la lámina plástica, se extiende toda a lo
largo y a lo ancho, se va fijando en la parte superior y posteriormente se
templa muy bien, tensionando desde la parte baja y del extremo que aún no se
ha pegado, se asegura en estos lados y posteriormente, con la ayuda de una tabla
y un operario liviano, se hacen los pegues a lo largo de los bajantes.
Si la temperatura lo permite, se procede con el alero bajo si lo hubiera. En caso contrario, se suspende la colocación de plástico hasta la tarde o el amanecer
siguiente, pues los plásticos que se colocan con exceso de temperatura en zonas tropicales tienen el riesgo de romperse más rápidamente.
Después de colocado el plástico se procede a cubrir la parte frontal y lateral de
la cubierta utilizando el agribón o agronet (tela de algodón no tejida) o
Termagro (la malla que tiene un porcentaje de fibra sintética que le da mayor
resistencia y duración) o la malla “antivirus”. Se recomienda que en la parte
más baja (entre 60 y 80 cms. medidos desde el suelo) se coloque una banda de
plástico de cualquier color, para evitar los daños que producen sobre la malla
las salpicaduras de agua que caen del techo, aunque se ha dejado un sobrante
de 30 cms. (mínimo) para evitar que el agua recogida en él caiga directamente
sobre la pared de la cubierta.
Al frente de uno de los extremos (el que quede más cerca de la vivienda), se
hace un pequeño recinto con doble puerta (dejando un espacio de 1.00 a 1.50
entre la primera y la segunda) que servirá de área de revisión de cada persona
antes de ingresar al cultivo, con el fin de evitar excesivas entradas de insectos
o de suciedad en los pies. Este recinto debe formar parte de la estructura de la
cubierta. No es independiente. Sus cierres deben ser lo más herméticos posibles
y las puertas no deben ser abiertas simultáneamente, pues en ese caso no
estarían cumpliendo su función preventiva.
Fuente: César H. Marulanda Tabares
Experto en Hidroponía Familiar
Consultor PNUD
Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
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