Coberturas vegetales del suelo: Las plantas que se consideran
de cobertura son aquellas que tienen un sistema radicular
poco profundo y cubren la superficie del suelo, por lo que no
compiten con el cultivo; en cambio, ayudan a mantener la
humedad del suelo, frenan el desarrollo de las plantas indeseables
y protegen el suelo de la erosión por las corrientes
de agua.
Existen plantas de cobertura que se asocian a los cultivos,
las que se han utilizado más en los frutales y otras plantas
perennes, como es el caso del café; aunque también se sugiere
introducir esta práctica en los cultivos anuales, por sus múltiples
efectos, principalmente de repelencia y confusión de
plagas.
Las plantas que se siembran como coberturas y las plantas
adventicias (nobles) que se toleran entre hileras de plantas
(camellón) pueden funcionar con efecto fitosanitario, principalmente:
. Limitan o impiden el desarrollo de las plantas indeseables
(.malezas competitivas). Limitan la superficie del suelo para el desarrollo de la
p.upa de algunos insectos. Incrementan las poblaciones de hormigas predadoras
e.n el suelo. Mejoran el microclima en el suelo para favorecer el
desarrollo de microorganismos entomopatógenos y anta.
gonistas. Favorecen fuentes alternativas de alimento a los adult.
os de los entomófagos. Contribuyen a la actividad de los bioplaguicidas que se
aplican al suelo, como son los antagonistas (Trichoderma)
o los nemátodos entomopatógenos (Heterorrhabditis y
otros).
Otra forma de coberturas vegetales se manifiesta en la
rotación de los campos con cultivos que cubren la superficie
del suelo, al deprimir considerablemente las poblaciones de
plantas indeseables, como es el caso del boniato de amplio uso
en nuestra agricultura.
Cercas vivas perimetrales: Las cercas vivas han sido una
práctica muy interesante, no solo por su importancia para
delimitar las propiedades y evitar el trasiego de personas y
animales, sino porque puede ser productiva cuando está sembrada
de frutales u otras plantas que se aprovechan como
productos agrícolas.
El manejo de las cercas vivas constituye una táctica fitosanitaria
de importancia, pues ayudan a atenuar las corrientes
superficiales de aire para disminuir su efecto físico sobre el
cultivo y favorecen un microclima en los campos, que contribuyen
al desarrollo de los biorreguladores o enemigos naturales
de las plagas.
Cuando la cerca viva es diversificada y se siembran plantas
que hospedan biorreguladores, esto es un servicio ecológico al
cultivo, ya que dichos organismos están disponibles para atacar
las plagas al sembrar los nuevos cultivos, además de que les
sirven de refugio ante factores adversos (aplicaciones de plaguicidas,
labores de cosecha, etc.).
Bajo las condiciones de la agricultura urbana el manejo de las
cercas vivas debe estar relacionado con el nivel de urbanidad
(urbano, periurbano) y las dimensiones del sistema de producción.
En este sentido se ha podido demostrar que en el subsistema
urbano las cercas vivas deben estar compuestas por plantas
herbáceas y arbustivas principalmente; en cambio, en el
subsistema periurbano o en los sistemas rurales es recomendable
que predominen las plantas arbustivas y arbóreas.
Como ya se ha explicado, las cercas vivas pueden cumplir
diversas funciones y por ello el agricultor puede manejarla de
acuerdo a sus intereses
Fuente: BASES PARA EL MANEJO AGROECOLÓGICO DE
PLAGAS EN SISTEMAS AGRARIOS URBANOS
Luis L. Vázquez Moreno
Ingeniero Agrónomo. Doctor en Ciencias. Investigador Titular.
Entomología, Control Biológico, Manejo de Plagas.
Grupo Artrópodos Plagas. INISAV.
Emilio Fernández Gonzálvez
Licenciado en Biología. Doctor en Ciencias Agrícolas.
Investigador Titular.
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