La mujer y su vinculación al desarrollo de la hidroponía familiar:
En varios países, entre ellos en Colombia se observa que en las actividades
previas al desarrollo de los trabajos de campo, el número de hombres que
participan es superior al de las mujeres, sin embargo, en la fase operativa
(manejo diario de las huertas que implica siembras, riegos, nutrición,
control no convencional de plagas, cosecha, comercialización y
aprovechamiento (transformación o adecuación para el mercado, preparación
y consumo, comercialización y administración del ingreso), es la mujer la
que más actividad desarrolla. (ver anexos)
Mientras que en las actividades primarias (motivación, organización,
información básica) la participación de la mujer es del orden de 30-35 %
y 65-70 % hombres, en la fase de ejecución de actividades prácticas, la
participación femenina es del 80 % y más. En algunos países como Chile,
Colombia y Nicaragua ha sido superior al 95 %.
La primera situación se explica por la carga laboral (no siempre reconocida)
que la mujer tiene dentro del hogar, lo cual, sumado a la necesidad del
“permiso” que siempre requiere de su esposo o compañero, hace que su
participación se reduzca a las mujeres que han logrado algún nivel de
independencia o respeto a sus derechos y la segunda se explica por el
compromiso que la mujer siente y asume con el mejoramiento de la calidad
de la alimentación de la familia y su deseo y convicción de su fundamental
papel en el apoyo a la obtención de ingresos para mejorar la economía
del hogar.
Los ingresos percibidos por una mujer en el sector popular se dedican casi en
el 100 % a satisfacer necesidades insatisfechas del hogar (alimentación, útiles
escolares, medicinas, servicios básicos, vestuario), en cambio, el del hombre
(en idéntica condición socio económica) llega al hogar sólo en parte (a veces
menos del 50 %).
La Hidroponía responde muy bien al manejo detallado y metódico que la
mujer es capaz de dar a los cultivos, en comparación con la forma de trabajar
de la mayoría de los hombres que prefieren trabajos que requieren mayor
fortaleza y menos disciplina y constancia. Incluso son comunes los casos en
que algunos hombres se retiran del proyecto porque estiman que es un trabajo “demasiado femenino”, pero, como reconocen su gran utilidad para la familia,
apoyan labores que demandan “fuerza”, que hacen posible la instalación de
los cultivos, como la adecuación del terreno, el traslado de materiales pesados,
mezcla de substratos, construcción de las cajas y otras estructuras (cubiertas
plásticas, canaletas) cuando son necesarias, pero el manejo meticuloso lo
dejan en manos femeninas.
En lo relacionado con el manejo de los beneficios, el producto obtenido es
aprovechado por el ama de casa, primero, permitiendo diversificar la
alimentación tradicional (como mínimo 10 especies hortícolas pueden ser
producidas en los peores climas y más de treinta en buenas condiciones) y
cuando se comercializan excedentes o primeras calidades, es la mujer la que
recibe y administra los ingresos.
En una huerta de 10 metros cuadrados efectivos (3 x 5 incluyendo áreas de
tránsito), manejada con las recomendaciones del proyecto, una familia de 5
miembros, invirtiendo no más de 1 hora diaria de trabajo metódico repartido
a lo largo del día entre todos los miembros de la familia (30 minutos
por cada persona mayor de 7 años), puede obtener hasta 800 Libras de
verduras de por lo menos 10 especies (Apio, albahaca, ajo, cebolla, berro,
cebolla, ajíes, dulces y picantes, frijoles tiernos, lechuga, rábano y tomate).
Estas verduras, a un costo promedio de $435 por libra (US$0.50),
representarían un ingreso (por venta o por no tener que comprarlos) de
$348.000 (US$200.00) por año.
Cuántas familias de escasos recursos económicos en El Eje Cafetero de
Colombia o en América Latina pueden destinar cada año ese presupuesto
para la compra de verduras, aunque conozcan su importancia para una
adecuada alimentación (indispensable para poder aprovechar otros elementos
del desarrollo como la educación, pilar fundamental de él). El bajo rendimiento académico y la deserción escolar se pueden explicar en parte importante por
una inadecuada e insuficiente alimentación de los niños (as).
La meta del proyecto en cuanto a área no son 10 metros cuadrados de cultivo,
sino 40, entonces, cuánta podría ser la cantidad de alimento de alto contenido
en vitaminas y minerales, producida a nivel familiar en sectores de escasos
recursos económicos ?. Porque hay que considerar que de la producción
tradicional de hortalizas, en países que la producen (El Eje Cafetero importa
el 80 % de la que consume) el porcentaje que llega a los sectores populares
es muy reducido (en variedad, sanidad y cantidad), debido a los altos costos
y pérdidas que se derivan de la larga cadena de intermediación y del carácter perecedero de este tipo de productos alimentarios.
A través de la hidroponía familiar, se ha visto cómo las mujeres mejoran considerablemente el auto reconocimiento y valoración positiva de
capacidades que antes ni siquiera sospechaban tener, cuando ellas se
convierten en productoras, aunque sea en pequeñas áreas, se sienten muy
motivadas a participar como capacitadoras en actividades de difusión,
promoción y capacitación en hidroponía y se han dado casos en que después
de negarse (por vergüenza o temor a equivocarse) a intervenir en primeras
reuniones o actividades donde se solicita su participación, después de algunas reuniones y actividades de trabajo práctico, ellas mismas se postulan para
explicar capítulos específicos en los que se sienten mejor capacitadas o
hábiles e incluso para dar asistencia técnica o dictar cursos prácticos
completos, con lo cual se sienten muy realizadas como mujeres y como
miembros de la sociedad.
Fuente: Autor: César H. Marulanda Tabares
Experto en Hidroponía Familiar
Consultor PNUD
En varios países, entre ellos en Colombia se observa que en las actividades
previas al desarrollo de los trabajos de campo, el número de hombres que
participan es superior al de las mujeres, sin embargo, en la fase operativa
(manejo diario de las huertas que implica siembras, riegos, nutrición,
control no convencional de plagas, cosecha, comercialización y
aprovechamiento (transformación o adecuación para el mercado, preparación
y consumo, comercialización y administración del ingreso), es la mujer la
que más actividad desarrolla. (ver anexos)
Mientras que en las actividades primarias (motivación, organización,
información básica) la participación de la mujer es del orden de 30-35 %
y 65-70 % hombres, en la fase de ejecución de actividades prácticas, la
participación femenina es del 80 % y más. En algunos países como Chile,
Colombia y Nicaragua ha sido superior al 95 %.
La primera situación se explica por la carga laboral (no siempre reconocida)
que la mujer tiene dentro del hogar, lo cual, sumado a la necesidad del
“permiso” que siempre requiere de su esposo o compañero, hace que su
participación se reduzca a las mujeres que han logrado algún nivel de
independencia o respeto a sus derechos y la segunda se explica por el
compromiso que la mujer siente y asume con el mejoramiento de la calidad
de la alimentación de la familia y su deseo y convicción de su fundamental
papel en el apoyo a la obtención de ingresos para mejorar la economía
del hogar.
Los ingresos percibidos por una mujer en el sector popular se dedican casi en
el 100 % a satisfacer necesidades insatisfechas del hogar (alimentación, útiles
escolares, medicinas, servicios básicos, vestuario), en cambio, el del hombre
(en idéntica condición socio económica) llega al hogar sólo en parte (a veces
menos del 50 %).
La Hidroponía responde muy bien al manejo detallado y metódico que la
mujer es capaz de dar a los cultivos, en comparación con la forma de trabajar
de la mayoría de los hombres que prefieren trabajos que requieren mayor
fortaleza y menos disciplina y constancia. Incluso son comunes los casos en
que algunos hombres se retiran del proyecto porque estiman que es un trabajo “demasiado femenino”, pero, como reconocen su gran utilidad para la familia,
apoyan labores que demandan “fuerza”, que hacen posible la instalación de
los cultivos, como la adecuación del terreno, el traslado de materiales pesados,
mezcla de substratos, construcción de las cajas y otras estructuras (cubiertas
plásticas, canaletas) cuando son necesarias, pero el manejo meticuloso lo
dejan en manos femeninas.
En lo relacionado con el manejo de los beneficios, el producto obtenido es
aprovechado por el ama de casa, primero, permitiendo diversificar la
alimentación tradicional (como mínimo 10 especies hortícolas pueden ser
producidas en los peores climas y más de treinta en buenas condiciones) y
cuando se comercializan excedentes o primeras calidades, es la mujer la que
recibe y administra los ingresos.
En una huerta de 10 metros cuadrados efectivos (3 x 5 incluyendo áreas de
tránsito), manejada con las recomendaciones del proyecto, una familia de 5
miembros, invirtiendo no más de 1 hora diaria de trabajo metódico repartido
a lo largo del día entre todos los miembros de la familia (30 minutos
por cada persona mayor de 7 años), puede obtener hasta 800 Libras de
verduras de por lo menos 10 especies (Apio, albahaca, ajo, cebolla, berro,
cebolla, ajíes, dulces y picantes, frijoles tiernos, lechuga, rábano y tomate).
Estas verduras, a un costo promedio de $435 por libra (US$0.50),
representarían un ingreso (por venta o por no tener que comprarlos) de
$348.000 (US$200.00) por año.
Cuántas familias de escasos recursos económicos en El Eje Cafetero de
Colombia o en América Latina pueden destinar cada año ese presupuesto
para la compra de verduras, aunque conozcan su importancia para una
adecuada alimentación (indispensable para poder aprovechar otros elementos
del desarrollo como la educación, pilar fundamental de él). El bajo rendimiento académico y la deserción escolar se pueden explicar en parte importante por
una inadecuada e insuficiente alimentación de los niños (as).
La meta del proyecto en cuanto a área no son 10 metros cuadrados de cultivo,
sino 40, entonces, cuánta podría ser la cantidad de alimento de alto contenido
en vitaminas y minerales, producida a nivel familiar en sectores de escasos
recursos económicos ?. Porque hay que considerar que de la producción
tradicional de hortalizas, en países que la producen (El Eje Cafetero importa
el 80 % de la que consume) el porcentaje que llega a los sectores populares
es muy reducido (en variedad, sanidad y cantidad), debido a los altos costos
y pérdidas que se derivan de la larga cadena de intermediación y del carácter perecedero de este tipo de productos alimentarios.
A través de la hidroponía familiar, se ha visto cómo las mujeres mejoran considerablemente el auto reconocimiento y valoración positiva de
capacidades que antes ni siquiera sospechaban tener, cuando ellas se
convierten en productoras, aunque sea en pequeñas áreas, se sienten muy
motivadas a participar como capacitadoras en actividades de difusión,
promoción y capacitación en hidroponía y se han dado casos en que después
de negarse (por vergüenza o temor a equivocarse) a intervenir en primeras
reuniones o actividades donde se solicita su participación, después de algunas reuniones y actividades de trabajo práctico, ellas mismas se postulan para
explicar capítulos específicos en los que se sienten mejor capacitadas o
hábiles e incluso para dar asistencia técnica o dictar cursos prácticos
completos, con lo cual se sienten muy realizadas como mujeres y como
miembros de la sociedad.
Fuente: Autor: César H. Marulanda Tabares
Experto en Hidroponía Familiar
Consultor PNUD
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