La agricultura en las ciudades, pueblos y su periferia

La agricultura en las ciudades, pueblos y su periferia, que
se conoce como agricultura urbana y periurbana, constituye lo
que se denominan sistemas agrarios urbanos, que reciben una
alta influencia de la propia urbanidad, por lo que muestran
diferencias con los sistemas agrarios rurales.
Si analizamos el desarrollo alcanzado en los últimos diez
años de agricultura urbana en Cuba, podemos afirmar que se
han constituido diferentes sistemas de cultivo, como son los
organopónicos, las casas de cultivo y las fincas diversificadas,
así como los patios, entre otros, que existen dentro de las
ciudades y pueblos, así como en su periferia y que forman
parte de sistemas de producción que muchas veces integran
varios de estos sistemas de cultivo y que están organizados
en cooperativas, granjas, fincas, etc.
De manera general, estos sistemas de producción se manejan
bajo los principios de la diversificación de cultivos, la
explotación de diferentes plantas en las cercas vivas y otros
sitios, el manejo del suelo, la nutrición orgánica y el uso de la
lucha biológica, entre otras prácticas agro ecológicas que
contribuyen a un manejo racional y sistémico de todos los
recursos existentes, de manera que sea mínima la energía e
insumos externos.
Esto afirma que el modelo de agricultura urbana en Cuba
desde su surgimiento se propuso obtener producciones de hojas
y frutos de hortalizas, de buena calidad y libres de sustancias
nocivas al hombre, que estuviesen al alcance de la población,
así como lograr que la explotación de estas pequeñas unidades
de producción en la zona urbana no genere contaminantes ni
otros elementos que afecten la salud de las personas y los
animales domésticos (Companioni et al., 2001).
De hecho, las primeras investigaciones fitosanitarias que se
realizaron a principios de los años noventa estuvieron encaminadas
a observar las plagas que se presentaban en los diferentes
cultivos que se sembraban y validar las experiencias de
la agricultura rural en los métodos de control (Fernández et
al., 1995), principalmente la utilización de medios biológicos
(Vázquez et al., 1995).
Sin embargo, estudios recientes permitieron comprobar que a
medida que los agricultores desarrollaron sus huertos y fincas,
han tenido que realizar innovaciones para disponer de alternativas
para prevenir o suprimir las afectaciones por plagas,
entre ellas las prácticas agronómicas, el manejo de la diversidad
florística, la aplicación de plaguicidas minerales y bioquímicos,
el control biológico, el uso de trampas rústicas de captura,
entre otras (Vázquez et al., 2005).
Esto ratifica lo planteado por Mougeot (2006) de que la agricultura
urbana es típicamente oportunista, ya que sus practicantes
han desarrollado y adaptado diversos conocimientos
y saberes para seleccionar, ubicar, cultivar, procesar y comercializar
toda clase de plantas, árboles y animales de cría.
Lo que han logrado en el corazón mismo de ciudades grandes
y lo que se han animado a conseguir con un apoyo mínimo, a
menudo bajo las narices de la oposición oficial, es un tributo al
ingenio humano.
Por ello, con el presente documento nos proponemos hacer énfasis
en las diferentes prácticas agro ecológicas que contribuyen a
la prevención y disminución de la ocurrencia de organismos
nocivos (plagas), así como ofrecer algunas experiencias de los
agricultores vinculados a los sistemas agrarios urbanos en
nuestro país.
Fuente: BASES PARA EL MANEJO AGROECOLÓGICO DE PLAGAS EN
SISTEMAS AGRARIOS URBANOS
Primera Edición, 2007.
ISBN: 978-959-7194-13-2. Editorial CIDISAV
© Instituto de Investigaciones de Sanidad Vegetal.
Coordinación editorial: Eduardo Martínez Oliva.
Diseño y realización: Martínez-Ríos.
Mario González Novo.
© Asociación Cubana de Técnicos Agrícolas y Forestales.

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