Fruticultura – Cultivo del mango



Fruticultura – Cultivo del mango
7.- REQUERIMIENTOS EDAFOCLIMÁTICOS.
7.1. SUELO.
Puede vivir bien en diferentes clases de terreno, siempre que sean profundos y con un
buen drenaje, factor este último de gran importancia. En terrenos en los que se efectúa
un abonado racional la profundidad no es tan necesaria; sin embargo, no deben plantarse
en suelos con menos de 80 a 100 cm de profundidad. Se recomiendan en general los
suelos ligeros, donde las grandes raíces puedan penetrar y fijarse al terreno. El pH estará
en torno a 5.5-5.7; teniendo el suelo una textura limo-arenosa o arcillo-arenosa.
Un análisis de un suelo donde los mangos prosperan muy bien dio el siguiente
resultado: cal (Ca O) 1,2 %, magnesio (Mg O) 1,18 %, potasa (K2O) 2,73 %, anhídrido
fosfórico (P2O5) 0,15 %, nitrógeno 0,105 %.
7.2. NECESIDADES HÍDRICAS.
Los requerimientos hídricos dependen del tipo de clima del área donde estén situadas
las plantaciones. Si se encuentran en zonas con alternancia de estaciones húmeda y
seca, óptimas para el cultivo del mango, como sucede en Sudán, durante la estación de
lluvias se desarrolla un crecimiento vegetativo, y en la estación seca la floración y la
fructificación; en este caso basta con un pequeño aporte de agua.
En áreas más frías, como Israel e Islas Canarias, sólo existe una estación cálida, en la
que tiene lugar a la vez la fructificación y el desarrollo vegetativo, en este caso el riego
debe ser mucho más copioso, pero se tendrá en cuenta que un exceso de humedad es
perjudicial para la fructificación.
En general necesita menos agua que el aguacate; se da la circunstancia de que en
terrenos donde las disponibilidades de agua son abundantes, el árbol vegeta muy bien,
pero no fructifica.
Cuando más agua necesita los árboles es en sus primeros días de vida, llegando
aproximadamente de 16 a 20 litros semanales por árbol. Esto sucede durante los dos
primeros años y siempre que el árbol esté en el terreno; no es lo mismo en el vivero,
donde sus exigencias son menores.
Una vez que el árbol está enraizado aguanta muy bien la sequía; prospera con la cuarta
parte del agua que necesita la platanera y puede tolerar, según clases de tierra, hasta 400
miligramos de sal por litro de agua.
Para obtener el máximo rendimiento del árbol, los riegos deben ser periódicos
(400m3/ha y mes).
Los riegos más copiosos deben darse cuando los capullos van a abrir, y hasta varias
semanas después de la fructificación. Mientras la fruta aumenta de tamaño debe regarse
una vez cada quince días y puede dejarse de regar al acercarse la madurez.
El mango se adapta muy bien a condiciones de precipitación variables; además tolera la
sequía, aunque fisiológicamente esta tolerancia ha sido atribuida a la posesión de
laticíferos que permiten a las hojas mantener su turgencia a través de un ajuste osmótico
que evite el déficit de agua internos (Schaffers et al., 1994).
En suelos calcáreos un periodo de inundaciones continuas no excesivamente largo
puede ser beneficioso para el mango, ya que permite aumentar la disponibilidad en el
suelo de algunos micros elementos tales como el hierro y el manganeso.
Los periodos de déficit hídrico benefician el ciclo fenológico del mango. En áreas
tropicales el estrés hídrico es el principal factor ambiental responsable de la inducción
floral. Al contrario ocurre con el cuajado y el crecimiento del fruto, pues una sequía es
muy perjudicial, ya que disminuye el tamaño del fruto.
Se considera más importante una buena distribución de las precipitaciones anuales que
la cantidad de agua, siendo la precipitación mínima anual de 700 mm bien distribuidas.
En México el riego se aplica en la región del Pacífico Centro, empleando
fundamentalmente el riego por inundación, aunque algunas plantaciones cuentan con
micro aspersión o goteo. El riego se aplica durante la estación seca (octubre-mayo). El
riego se inicia tras la floración y continúa hasta la recolección, con un intervalo entre
riegos de 10-15 días en suelos arenosos y 18-25 días en suelos arcillosos.
7.3. TEMPERATURAS.
Es más susceptible a los fríos que el aguacate y resiste mejor los vientos que éste. El
mango prospera muy bien en un clima donde las temperaturas sean las siguientes:
Invierno ligeramente frío (temperatura mínima de 10ºC).
Primavera ligeramente cálida (temperatura mínima superior a 15ºC).
Verano y otoño cálidos
Ligeras variaciones entre el día y la noche.
Un árbol de buen desarrollo puede soportar temperaturas de dos grados bajo cero,
siempre que éstas no se prolonguen mucho tiempo. Un árbol joven, de dos a cinco años,
puede perecer a temperaturas de cero y un grado centígrado.
Así, por ejemplo, en las islas Canarias la zona óptima para este cultivo es la del Sur,
prosperando bien en la zona Norte.
Fuente: Gobierno Departamental Autónomo de Santa Cruz
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